Sin embargo las recientes crisis económicas deja en evidencia el gran abismo entre las estadísticas y la percepción de las personas sobre su propio nivel de vida.
Realmente los gobiernos saben sobre la calidad de vida que tiene cada ciudadano lejos de todos los números posibles?, esta es la pregunta que quiere contestar la OCDE, que busca medir la felicidad más allá de los índices económicos con el fin de cuantificar la calidad de vida.
Para algunos economistas como Stiglitz, la evolución del PIB, es "utilizado erróneamente" cuando se presenta como "una medida del bienestar económico". Deben crearse entonces nuevos indicadores para tomar mejor en cuenta las actividades no mercantiles (trabajo doméstico, voluntariado, pasatiempos...), el acceso a la salud o la inseguridad, indica ese documento.
Estando el tema en consideración, recientemente el centro británico "The New Economist Foundation", basándose en tres indicadores (esperanza de vida al nacer, nivel de satisfacción que expresan los habitantes de cada país y prácticas ecológicas), ha llevado a cabo un ranking con los países más felices del mundo, un informe que mide la felicidad de los habitantes de 143 países que reunen el 99% de la población mundial.
En este informe se encontró que el país más feliz del mundo es Costa Rica seguido de República Dominicana; lo que llama la atención de este estudio es que estos dos países estén por encima de EE.UU o Francia. Son felices no por lo mucho que tengan sino porque tienen menos cosas malas que otros lugares.
Me parece interesante analizar en este blog el caso del Reino de Bután.
En este aislado Reino del Himalaya "la felicidad interior bruta es más importante que el producto interior bruto", esta frase es la base de su modelo de desarrollo que ha guiado a esta Monarquía Constitucional.
La idea es que el modo de medir el progreso no debe basarse estrictamente en el flujo de dinero. El verdadero desarrollo de una sociedad es cuando tanto lo material como lo espiritual van de la mano, cada acción no solo debe conducir a una mejora económica sino también a que esa mejora conduzca a la felicidad.
Aquí el artículo
Estimado Dr. Loría,
ResponderEliminarTal como usted lo dice, es difícil medir el nivel de felicidad a través de números. Por supuesto estos reflejan calidad de vida, pero no necesariamente madurez de una sociedad ni su satisfacción sobre el gobierno que le conduce, los niveles de democracia, las relaciones humanas, el manejo de los recursos, etc.
Acerca de la felicidad hay tantas discusiones que supongo que el acercamiento a un tema tan humanista debe ir de lo muy individual e interno a lo social, tanto para cada nación o cultura como para el futuro de la humanidad.
Mi apreciación personal, por supuesto limitada, es que la felicidad será siempre muy difícil de medir, pero le comparto uno de los comentarios del académico español Eduardo Punset: "La felicidad es la ausencia de miedo".
Gracias por invitarnos a leer sobre estos temas. Le envío un cordial saludo.
"La felicidad es la ausencia del miedo" es una frase muy interesante de analizar. A veces el miedo nos impide, nos paraliza de hacer tantas cosas y nos enfrasca en algo de lo cual no queremos ser y por lo tanto esto nos hace infelices, nos trae neurosis y cada uno de los actos que vamos realizando estan muy lejos de lo que realemnte es importante para cada uno como ser.
ResponderEliminarGracias por visitar el blog