En estas últimas semanas se han publicado infinidad de noticias acerca de los PIGS, que es el acrónimo peyorativo con el que en algunos medios financieros anglosajones, se refieren al grupo de países del sur de la UE: P (Portugal), I (Irlanda), G (Grecia) y S (Spain, o sea España), que enfrentan una difícil situación, manifestándose por el gran endeudamiento que en estos momentos enfrenta el gobierno griego. La enorme deuda griega es resultado de haber instrumentado en el pasado una política fiscal laxa, llegando el déficit fiscal el año pasado a representar 13% del PIB. La UE impone un exigente calendario al Gobierno griego para que ajuste su déficit.
Ante la amenaza de estos países para la estabilidad del Euro (que representa la segunda divisa global), los grandes de Europa (Alemania y Francia) se han visto obligados a apoyar a Grecia y como consecuencia a los demás miembros que han tenido una política fiscal irresponsable, dentro de esta contexto una de las posibles soluciones sería la reducción de los salarios reales (mediante una devaluación), la cual está descartada porque no tienen una moneda propia. Por ello el gran reto del BCE es que se refleje una política monetaria para todos a pesar de las realidades desiguales entre los miembros.
De la continuidad del Euro o de como terminará todo esto, es una incógnita para todos los economistas.
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